En el centro penal La Esperanza, algunos detenidos por el régimen de excepción son liberados a cuentagotas. Y nadie da explicaciones. Nadie sabe si hay orden judicial o si, como ha ocurrido en otros penales, las liberaciones son irregulares como muchas de las capturas denunciadas por defensores de derechos humanos.

El viernes, a las 10:00 de la noche, por lo menos 15 hombres fueron liberados, aseguró una mujer que esperaba en las afueras del penal. Aunque afirma que los policías habían dicho que iban a ser 30, por el desorden que se generó, no continuaron.

Ayer sábado, a eso de las 9:00 a.m., otros 7 hombres salieron libres.

Una mujer robusta y de piel morena, que cargaba un papel en la mano, comenzó a gritar los nombres algunos reos. La mujer agredió a la periodista de LA PRENSA GRÁFICA que atestiguó la escena. "¡No me grabe, deje de grabarme!", le dijo, antes de empujarla y golpear su cámara.

Algunos familiares reciben listados desde dentro del penal con los nombres de los beneficiados. Luego nombran, con gritos, algunos con megáfonos, los nombres de los reos, intentando dar con sus parientes.

Pero entre el grupo que rodeó a la mujer morena y fornida nadie celebró una liberación.

La mayoría de los detenidos salen pálidos, desorientados y con temor. Hay quienes temen que si el familiar del liberado no está afuera, esperando, vuelvan a meterlos al penal.

"En un caso el familiar de usted salga, agárrelo y no deje que se lo lleven ellos (los custodios)", aconsejaba una mujer a otra.

Frente a Mariona, las miradas no se despegan del portón principal. Los familiares, mujeres en su inmensa mayoría, no pierden la esperanza.